La tradiciones populares son nuestra seña de identidad social, dicen mucho de cómo es un pueblo. Vinculadas a nuestra historia, son el soporte donde descansa la configuración de nuestra conciencia grupal. Es por esta razón que es importante conservarlas , o recuperarlas en el caso de que hayan caído en el olvido.
Una de estas tradiciones que en el pasado o bien cayó en el olvido o bien se desvirtuó su significado, es la fiesta de ‘Las Mayas’, una tradición que desde antiguo se celebraba en muchos puntos de nuestra geografía, y que desde hace unos cuantos años se ha recuperado en algunos distritos de la Comunidad de Madrid, como es el caso del barrio de Lavapiés.
Den para la maya,
que es linda y galana,
la maya divina,
que es hermosa y linda.
Cuando se produce la donación:
Norabuena vaya,
que para la Fe
dar llanto le basta,
pues vaya con bien
Cuando se niega la donación:
Vaya mezquino, vaya,
que no lleva forma
de dar una blanca
(Dicho popular)
Las Mayas tienen lugar anualmente a principios del mes de mayo, y su origen se remonta a las tradiciones paganas de la época romana. Su significado pasa por celebrar la fecundidad, tanto de la naturaleza, relacionado con el ciclo de la primavera, como de la feminidad, con el paso de la niñez a la pubertad.
La representación de la Maya será una niña (símbolo de la virginidad) que engalanada con flores y vestida con ropa tradicional y elegantes manteles de seda, deberá mantenerse seria e inmóvil durante la celebración, mientras permanecerá subida en un altar erigido en la calle y decorado con flores y plantas. Varios altares decoran las calles.
Por estos monumentos florales pasarán los transeúntes para admirarlas, mientras que niños y niñas engalanados piden un donativo para la reina de la fiesta: “Para la maya, para la maya que es linda y galana” e invitan a la concurrencia a probar rosquillas y limonada de vino. La recaudación, la mayor parte de las veces, sirve para financiar los gastos de la propia fiesta.
Esta práctica fue muy popular en el Madrid de los siglos XVII y XVIII, cuando los patios del centro competían en preparar los mejores monumentos florales en homenaje a la Maya. Poco a poco, la fiesta se fue abandonando o reconvirtiendo a una variante cristiana: las Cruces de Mayo. En los años 70, con la llegada de la Democracia, algunos barrios, como Lavapiés, recuperaron el tradicional rito y significado de las mayas.