CHINA


Del Comunismo al Capitalismo, China

“Tras la Revolución Cultural la gente había acumulado la necesidad de expresarse, pero en cambio, visité la Universidad de Pekín pocos meses después de la matanza en Tiananmen, los estudiantes habían cambiado completamente. Se volvieron apáticos políticamente y empezaron a preocuparse sólo por el dinero. China decidió renunciar a la apertura política y se centró en la económica, y creo que ahora se dan cuenta de que no se puede caminar con una sola pata, pero el gobierno no se atreve a cambiar”.

Yu Hua, escritor chino.

 

Las murallas, además de proteger a los pueblos del asedio exterior, también les hace impermeables a las influencias de otras culturas, lo que deja una impronta singular en su identidad como pueblo. Este es el caso de China, el gigante asiático aislado por La Gran Muralla que comenzó a construir el siglo V a. de C. y que en el siglo XV media ya 7000 km longitud. China tiene de peculiar el haberse desarrollado dentro de sí misma.

Siglos y siglos de aislamiento ha marcado el carácter de los actuales chinos; reservados y poco comunicativos con los extranjeros, además de sumamente apegados a sus costumbres, y de espaldas a todas las demás. Sin duda hay una barrera cultural difícil de franquear. 70 años de un hermético régimen comunista no han ayudado mucho a la extroversión de su carácter.

Pero China, portadora de una cultura milenaria, es un país que apuesta por el futuro, a la vez que mira de reojo a su pasado. Es un país de contrastes, y esto es lo que más destaca cuando la visitas. Es llamativo pasear por sus ciudades, donde conviven las tradiciones más antiguas y las formas de vida más clásicas, con la modernidad más estridente, o notar como la vida campesina es tan diferente a la de las grandes ciudades.

Las ciudades lucen llenas de ostentosos rascacielos, monstruos de la modernidad, donde a pocos metros puedes contemplar una escena de la china más clásica. Ciudades en las que al caminar se advierten las brechas sociales que se asoman desde los pequeños callejones o los barrios más humildes, donde se puede notar la diferencia en las formas y el nivel de vida. Incluso en las ciudades principales, todavía puedes encontrar muchos de los estilos de vivienda tradicionales, tal como existieron años atrás, como los hutongs de Pekín, las aldeas de pescadores cerca de Hong Kong o los pueblos en los canales en las afueras de Shanghai.

Es notable también su diversidad orográfica, donde destaca con luz propia esa maravilla paisajística de las montañas de Guilin, que se elevan de la tierra creando una atmósfera irreal y onírica. Aquí aun se mantiene la antigua tradición de la pesca con cormorán, una de las más espectaculares estampas que se pueden fotografiar en el mundo.






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